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Del Chapo Guzmán a la Reina de la Cocaína, estos son los últimos grandes capos del narcotráfico


El narcotraficante más mediático de los últimos años, Joaquín “El Chapo Guzmán” fue condenado por un tribunal americano a pasar el resto de su vida en prisión.

El líder del cartel de Sinaloa estará encerrado en una de las prisiones de máxima seguridad de los Estados Unidos después de que escapara de una prisión mexicana. A su salida del juzgado denunció la “injusticia del proceso judicial” y la “tortura psicológica que se le ha aplicado”.

“El Chapo” nació en La Tuna, México el 4 de abril de 1954. Sus inicios en el mundo del narcotráfico se remontan a los años 80, cuando comenzó a trabajar con Miguel Ángel Felix Gallardo, El Padrino, famoso por ser el mayor traficante de cocaína de México. Después de caer preso El Padrino se dividió el Cartel de Guadalajara creándose en Baja California el Cartel de Tijuana y en Culiacán el cartel de Sinaloa, dirigido por Guzmán.

Ambas bandas (Tijuana y Sinaloa) desarrollaron una de las rivalidades más importantes en la historia de los cárteles mexicanos. El 24 de mayo de 1993 quedó grabado en la memoria popular por el tiroteo que protagonizaron ambos grupos criminales en el Aeropuerto de Guadalajara.

Aún con la rivalidad en México, el cártel de Guzmán se convirtió en el número uno del país por sus conexiones internacionales. Compra las metanfetaminas a grupos delictivos de Asia y la cocaína a grupos de Colombia como el Cartel del Golfo, las FARC y el EPL. Actualmente el grupo controla casi todo el tráfico de heroína, cocaína, metanfetamina y marihuana en la frontera de Estados Unidos.

En 1993 fue detenido  en Guatemala y deportado a México, permaneció nueva años hasta 2001, cuando se escapó dentro de un carrito de lavandería. Las investigaciones arrojaron que el Narco había contado con 71 colaboradores de los cuales 15 eran funcionarios. En 2008 Estados Unidos lanzó una orden de captura contra el narcotraficante.

En 2014 volvió a ser capturado por la Marina de México en Sinaloa, en una operación en la que participó la DEA. El 11 de julio de 2015, volvió a fugarse del penal donde se encontraba y la noticia lo llevó a la fama internacional. No fue hasta el 8 de enero de 2016 cuando el presidente de México Enrique Peña Nieto informó de su captura. Desde entonces el narcotraficante entró en el proceso de extradición a Estados Unidos por narcotráfico.

Durante el juicio saltaron diversos delitos en 300.000 páginas de sumario y algunos testigos fueron detenidos por relación con la organización que la DEA considera una de las principales amenazas de Estados Unidos. El 17 de julio fue condenado a pasar el resto de su vida en la cárcel por narcotráfico, más 30 años por violencia con armas y 20 por lavado de dinero.

Forbes estima su fortuna en cerca de 1.000 millones de dólares, por lo que no entraría entre los más ricos del mundo, pero si entre los más influyentes por su poder mediático, encontrándose sobre personalidades como el presidente de Apple.

El Patrón del mal

Pablo Emilio Escobar Gaviria, “El Capo”, “El Patrón”, “El Zar de la Cocaína”, “El Duro” o “El patrón del mal” nació en Rionegro, cerca de Medellín (Colombia). Fue fundador y máximo líder del Cartel de Medellín, quizás el más famoso de la historia. Durante los 80 monopolizó el 80% de la producción, procesamiento, venta y distribución de la cocaína a nivel mundial.

El imperio que creo fue tan desproporcionado que FORBES lo incluyó entre los hombres más ricos del mundo siete años seguidos. Su fortuna rondó entre los 25.000 y 30.000 millones de dólares. Para encubrir su descomunal fortuna en los 80 realizó un sinfín de obras de caridad en su región y llegó a incursionar en la política.

Pablo Escobar cuando entró a prisión.

En 1983 después de que una investigación del diario El Espectador revelase los negocios de El Capo, su escaño le fue retirado y fue acusado de forma pública. Dos de los periodistas fueron asesinados meses después por órdenes del cartel. Para el año 1985 el narcotráfico en el país sufrió una gran expansión, Belisario Betancur, entonces presidente de Colombia declaró la famosa guerra contra el narco con el apoyo de los Estados Unidos.

Después de varios intentos de negociación, la guerra entre los narcos y el gobierno llegó a porporciones nunca vistas en el continente. Miles de muertes, entre ellas, jueces y funcionarios públicos. Escobar marcó la etapa de los coches bomba y atentados terroristas en el país sudamericano que hoy recuerda los 80-90 como la época más oscura de su Historia.

Ahora se reconoce a Escobar como el autor de 657 asesinatos de policías. En 1991 después de una reforma constitucional, Colombia prohibió la extradición a Estados Unidos permitiendo negociar a Escobar que acordó ser ingresado en la prisión La Catedral de Envigado, municipio anexo a Medellín. No obstante, “El Capo” se escapó después de que las autoridades descubrieran que continuaba sus operaciones. Después de 17 meses de búsqueda fue tiroteado en un tejado de Medellín el 2 de diciembre de 1993.

“El príncipe de la Muerte”

Pero ha habido otros grandes «capos» de la droga, como por ejemplo, Khun Sa, nacido en Birmania el 17 de febrero de 1934. En el momento cumbre de su notoriedad mundial, Khun Sa presidió todo un imperio de narcotráfico forjado en la jungla y completado con televisión por satélite, escuelas y misiles tierra-aire en la región del Triángulo de Oro, donde confluyen las fronteras de Birmania, Laos y Tailandia

Pero los agentes de narcóticos de las autoridades de todo el mundo le conocían como el «Príncipe de la Muerte» y en Estados Unidos se llegaron a ofrecer 1,4 millones de euros de recompensa por su detención.

Khun Sa, conocido como el «Principe de la Muerte».

Khun Sa había vivido en un lugar aislado cerca de Rangún desde 1996, cuando se rindió ante las autoridades de la Junta Militar birmana, que a su vez le permitieron continuar con sus negocios en el narcotráfico.

En 2007 falleció en una región aislada del sureste asiático por causas desconocidas por la familia. Se conoció que sufría diabetes, pero no se confirmó que esta fuera la causa de la muerte a los 74 años.

La Reina de la Cocaína

Griselda Blanco fue la guía de Pablo Escobar, se encargó de iniciar el negocio de tráfico de cocaína desde Colombia hasta Estados Unidos a través de Miami en los años 70 y 80. Nació en Cartagena de Indias en 1943 y durante su actividad delictiva fue conocida como “La Viuda Negra”, por haber asesinado a uno de sus esposos.

En 1975 fue acusada con cargos federales por conspiración con drogas, junto a 30 subordinados en el que se convirtió en el mayor caso de narcotráfico de la historia para ese momento. No obstante, antes de su detención huyó a Colombia.

Griselda Blanco.

Se le ha relacionado con los  «Cocaine Cowboys Wars», los casos de violencia armada por el tráfico de cocaína que azotaron Miami en los años 70. Fue detenida y pasó 20 años en la cárcel por asesinato de los narcos cubanos Alfredo y Grizel Lorenzo y del menor Jhonny Castro.

En 2004 después de un periodo de libertad, fue detenida y deportada a Colombia. En Colombia se mantuvo escondida hasta que el 3 de diciembre de 2011 recibió en una carnicería diez tiros de un motorista que se había estacionado en frente. El asesinó desapareció y la “Madrina de la Cocaína” murió a sus 69 años.

La Narcocleptocracia del “carapiña”

Manuel Antonio Noriega nació en Panamá el 11 de febrero de 1934, fue un narco y dictador panameño que mantuvo el poder hasta que Estados Unidos invadió el istmo y lo depuso por sus conexiones con los narcos.

La corrupción bajo su mandato llegó a tal punto que un subcomité del Senado estadounidense aseguró que Noriega creó «la primera narcocleptocracia del hemisferio» y se refirió a él como «el mejor ejemplo reciente» de cómo un líder extranjero puede manipular a Estados Unidos en contra sus intereses.

Noriega durante su régimen.

Criado en el duro barrio capitalino de San Felipe, muy cerca de la zona del Canal controlada entonces por Estados Unidos, Noriega fue criado por unos amigos de la familia. El joven mulato, apodado ‘Cara de piña’ por un severo acné juvenil que le dejó la cara plagada de cicatrices, era pobre pero astuto.

Con ayuda de un hermanastro se unió a los militares y logró graduarse en la Escuela de las Américas de Estados Unidos, considerada por grupos de Derechos Humanos como una escuela de dictadores.

Su experiencia creciendo en las calles y un carácter despiadado, según sus allegados, le dieron una inclinación temprana hacia las operaciones de guerra psicológica. Ávido lector de líderes asiáticos, desde Mao Zedong a Ho Chi Minh, pasando por el mongol del siglo XIII Gengis Khan, Noriega entró en los pasillos oscuros del poder cuando fue nombrado jefe de inteligencia militar por Omar Torrijos, quien dio un golpe de Estado en 1968.

A principio de la década de 1970, Noriega comenzó a colaborar a sueldo con la CIA, permitiendo instalar puestos de escucha en Panamá y utilizar al país como base para ayudar a las fuerzas proestadounidenses contra las guerrillas izquierdistas en El Salvador y Nicaragua.

Noriega utilizó esa información para manipular tanto a sus jefes panameños como estadounidenses para su propio beneficio, que incluía impulsar un floreciente negocio del narcotráfico. Noriega se convirtió en gobernante de facto de Panamá en 1983, dos años después de la muerte de Torrijos en un accidente de helicóptero. Para ese entonces ya trabajaba con capos colombianos de la droga a cambio de millonarios sobornos.

Aunque los funcionarios estadounidenses sabían de sus operaciones criminales desde 1978 y para 1983 tenían suficientes evidencias en contra de Noriega, según testimonios oficiales, Washington no actuó porque Panamá era visto como unos cortafuegos frente al avance del “comunismo” en Centroamérica.

Sin embargo, las tensiones con Estados Unidos comenzaron a aumentar en 1985, cuando Noriega no reconoció a Nicolás Ardito Barletta, el primer presidente democrático en 16 años, tras unas elecciones que había puesto Washington como condición para devolver el control del estratégico Canal al país.

«Estaba nadando con un montón de tiburones», dijo Richard Koster, coautor de ‘En Tiempos de Tiranos’, sobre las dictaduras militares panameñas. «Llegó al punto donde sus actividades como representante de los carteles del narcotráfico entraron en conflicto con sus actividades como hombre de Estados Unidos», señaló.

Entre 1970 y 1987, Noriega apareció en 80 archivos distintos de la Agencia de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés). Pero hasta ocho semanas antes de que Noriega fuera imputado, la agencia todavía decía que no había pruebas suficientes en su contra.

En febrero de 1988, Noriega fue finalmente imputado con cargos federales por tráfico de cocaína y blanqueo de dinero y el Congreso de Estados Unidos impuso sanciones económicas a Panamá para incrementar la presión.

Sin embargo, Noriega se resistió a dimitir y en diciembre de 1989, la Asamblea Nacional lo nombró «máximo líder» y declaró a Estados Unidos y Panamá en «estado de guerra».

El 20 de diciembre de ese año, tropas estadounidenses invadieron Panamá en la operación ‘Causa Justa’ atacando los cuarteles del Ejército y peinando la ciudad para encontrar a Noriega, quien se había refugiado en la embajada del Vaticano, que fue sitiado hasta que las tropas pudieron detener al dictador.

En 1992, Noriega fue sentenciado a 40 años de prisión por un tribunal de Florida. En 2010 fue extraditado a Francia, donde había sido condenado por lavado de dinero.

En sus memorias escritas en prisión, Noriega se describió a sí mismo como un héroe nacionalista y dijo que la invasión se debió a su negativa a seguir a pies juntillas las órdenes de Estados Unidos en América Central. «Todo lo que se hizo en la República de Panamá bajo mi comando era conocido» por Estados Unidos, llegó a dijo en prisión.