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A manos del Cártel de Sinaloa, con cuernos de chivo y sin piedad: los detalles de la ejecución del jefe policíaco en Culiacán


Miércoles 2 de diciembre. Cien balazos atravesaron la ventanilla ahumada del Nissan gris de Ramón Muñiz Noriega y la cabeza de quien fuera uno de los jefes policiales más poderosos de Sinaloa.

Muñiz, coordinador general de la Unidad Especializada en Aprehensiones (UNESA), fue asesinado a las 07:30 horas dentro de su vehículo, al salir de su domicilio en el boulevar Las Torres entre Rumania y Varsovia, en Culiacán, capital de Sinaloa.

Los asesinos del jefe policíaco lo siguieron durante varios minutos, le cerraron el paso y sin mediar palabra, lo ejecutaron. Vestían pecheras y portaban fusiles de asalto AK-47, también conocidas como “cuerno de chivo”. Trascendió que los gatilleros formaban parte del Cártel de Sinaloa.

“La Fiscalía de Sinaloa lamenta profundamente tan sentida pérdida que provoca luto en los policías, ministerios públicos, peritos, facilitadores del Centro de Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias en Materia Penal y personal administrativo, quienes cumplen con sus facultades y obligaciones dentro del sistema de procuración de justicia en la entidad”, escribió la FGE Sinaloa a través de un comunicado.

El epitafio es obligado en difuntos de su condición: “Sabe demasiado”. El comandante caído era abogado de profesión, con 24 años de experiencia en materia de investigación de delitos, con ingreso a la institución como jefe de grupo a partir del 1 de noviembre de 1996.

En su servicio como policía de la Fiscalía de Sinaloa estuvo adscrito en diferentes áreas de investigación, como la Dirección de la corporación, agencia del MP especializada en Abigeato, delitos contra la actividad comercial, homicidios dolosos, Unidad Modelo de Investigación Policial, narcomenudeo y finalmente al frente de la coordinación de la UNESA.

De los gatilleros se supo que la Guardia Nacional detuvo a una persona armada a la entrada del municipio de Mazatlán (Sinaloa), y quien viajaba en un vehículo con las características similares en la que se movilizaron los agresores del comandante Muñiz.

La Guardia Nacional de inmediato puso a esta persona detenida a disposición de la Fiscalía General de de la República (FGR), así como los objetos asegurados.

También, la FGE implementó su protocolo de investigación en el lugar de los hechos para recopilar evidencias, revisión de imágenes de video cámaras públicas y demás periciales que permitan dar con la identidad y paradero de los agresores.

Culiacán es un punto controlado por el Cártel de Sinaloa —encabezado por Ismael Zambada García, el “Mayo” y Los Chapitos, hijos de Joaquín el “Chapo” Guzmán—. Arrastra consigo heridas difíciles de sanar, como el episodio violento del 17 de octubre de 2019, cuando sus calles se convirtieron en un campo de batalla. Soldados fueron retenidos por narcotraficantes en las carreteras y sus familias amenazadas por delincuentes, luego de que intentaran detener al pequeño de la dinastía Guzmán, Ovidio Guzmán.