“Sabían dónde estaban y recibían dinero”, cuando el panismo se sometió al “Chapo” y al “Mayo”
Quien este año publicó con la editorial Planeta un libro que casi le cuesta la vida: ’Felipe, el oscuro’. El texto habla de los seis años de la presidencia de Felipe Calderón Hinojosa en México –entre 2006 y 2012–, y de su declarada guerra contra el narcotráfico. “Secretos, intrigas y traiciones del sexenio más sangriento de México”, es la descripción que se lee en la portada.
Un indicio directo de la trama de la detallada investigación de Wornat. “Solo una vez en un evento”, contestó la escritora a Infobae México sobre si alguna vez tuvo contacto personal con Felipe Calderón. “Era una comida ofrecida a Néstor y Cristina Kirchner y fui invitada por la Embajada Argentina en México. Y ahí le solicité una entrevista y me dijo que lo iba a pensar. Nunca me respondió”.
Ese episodio ocurrió en 2007. Entonces la autora no imaginaba la manera en que este personaje marcaría una etapa de su vida. Pero si en aquel entonces, por 2010-2012, una persona hacía una investigación profunda sobre el gobierno, más que respaldada en miles de recursos como entrevistas, filtraciones de información oficial, testimonio de víctimas, carpetas de investigación, otras indagaciones, publicaciones periodísticas y datos provenientes de fuentes oficiales del tipo la DEA, difícilmente pasaría inadvertida para el gobierno.
Y si en esa investigación quedaban establecidos claros vínculos del presidente y sus principales allegados –Genaro García Luna, por nombrar un ejemplo– con el narcotráfico – el Cártel de Sinaloa, por mencionar otro–, llevarla a la luz era poner en riesgo la vida. Sin publicar su libro, solo por sus investigaciones, Wornat fue fuertemente acosada y amenazada.
“Las amenazas comenzaron desde antes, en 2010. Primero fueron bastante ‘livianas’, lo digo dentro del contexto: seguimientos, gente extraña… En el contexto de México para mí era normal, yo ya había sufrido un embate por parte del poder, de Martha Sahagún (cuando publicó el libro ‘La jefa’), pero no a este nivel”, comenta la escritora desde su natal Argentina, a través de un monitor.
Fue precisamente la dupla de Vicente Fox y Martha Sahagún la que despertó el interés de la periodista argentina en la política mexicana. En el 2000 cubrió el triunfo presidencial del panista, mismo que puso fin a 71 años de mandato del Partido Revolucionario Institucional (PRI). “La gente estaba muy contenta y muy esperanzada. Y sin embargo esa esperanza se hizo trizas al poco tiempo”. Entonces se instaló en tierras aztecas, con su esposo y sus hijos, durante algunos años.
El punto de inflexión
Wornat trató de no prestar atención al acoso del que era víctima mientras investigaba ’Felipe, el oscuro’. Pero todo se intensificó. “Alcanzó a mis amigos, a mis fuentes”. Les llegaban mensajes vía facebook, o incluso, después de reunirse ella con esas personas, les mandaban a decir los detalles de la conversación: los espiaban.
“Cada vez que yo entraba a México en esa época tenían la costumbre de detenerme en el aeropuerto, me quitaban el pasaporte y me llevaban a una habitación de la (antigua) Policía Federal, por lo tanto yo siempre sospechaba que era García Luna quien tomaba estas decisiones”.
Personas fuertemente ligadas al gobierno le advertían que tenía que irse de México porque la iban a matar. Así que la escritora se fue a Estados Unidos.
“Creo que mi punto de inflexión más fuerte fue cuando amenazaron a mi hija”. No era para menos. Su hija estaba de siete meses de embarazo. Incluso le tocó dar a luz con agentes de seguridad afuera de la sala de parto.
“Me acuerdo que me decían: ‘pinche gata, ya sabemos que tu mamá tiene cáncer, se va a morir, pero antes nosotros la vamos a cortar en cachitos’, cosas muy espantosas. Imagínate recibir eso cuatro veces al día”, recordó la escritora.
El violento hostigamiento alcanzó a la editorial con la que ella publica ahora su libro: “amenazaron con que iban a poner una bomba, iban a volar la imprenta”. Entonces, lo inevitable. Planeta España decidió cancelar la publicación del texto porque hacerlo ponía en riesgo la vida de muchas personas.
“Aunque yo me deprimí, creo que fue una decisión sensata dentro de aquel contexto. Yo me hacía preguntas, ¿realmente este libro vale la pena que salga?… ¿vale la pena tanto riesgo?”, se cuestionaba la escritora a mediados de 2012.
García Luna, el orquestador
“De todos los capítulos del libro, la parte que más me costó escribir fue el prólogo, esos apuntes personales… esa situación de Felipe Zamora”, confiesa Olga Wornat.
En esa parte del texto ella cuenta sobre una llamada que recibió la madrugada del 10 de noviembre de 2010. Era Felipe Zamora Castro, subsecretario de Gobernación, quien llevaba las indagaciones por las amenazas que la periodista recibía. Él le contó que ya sabían de donde procedían.
“García Luna, de ahí viene”, le confesó en la última conversación telefónica que mantuvieron. Momentos después ocurrió el accidente aéreo en el que el funcionario, junto con el entonces secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, perdieron la vida.
“Esto yo nunca lo conté, es la primera vez que lo cuento –en el libro– porque me daba mucho temor contarlo. Yo sentía como que uno estaba metido en medio de algo muy siniestro que uno no lo puede manejar, no puede uno palpar de donde viene”, indica la periodista.
¿Era un narcoestado?
“Sí era un narcoestado: tenían convivencia con los narcos, sabían perfectamente dónde estaban, recibían dinero”, señala Wornat, reafirman la expresión con la que el actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se refiere al sexenio de su opositor Felipe Calderón.
“Todo el panismo se alineó con el Cártel de Sinaloa”, afirma Wornat y señala que mientras todos los capos de los demás cárteles desaparecieron o fueron extraditados “el Cártel de Sinaloa no fue tocado, tenía mucho poder en los dos sexenios, el de Fox y el de Calderón”.
E insiste en que, si bien en esa situación la autoría principal fue del exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, Calderón Hinojosa, contrario a lo que ahora sostiene, estaba enterado de todo lo que ocurría.
“Ningún presidente mexicano fue preso, nunca. En el caso de Calderón, yo creo que la única posibilidad es Estados Unidos; si García Luna decide convertirse en testigo protegido, decide arreglar con los gringos. Pero para eso va a tener que contar y va a tener que entregar mucha información verificable. Esto es lo que me dicen mis fuentes de la DEA, que son los que lo apresaron y están llevando adelante el tema. Ellos confían en que vaya a convertirse en un protegido”, advierte Wornat.
“Por ahí andan los que estaban con García Luna”
Olga Wornat dejó claro que no quería hablar sobre el sexenio actual, puesto que no lo está investigando. No obstante, aseguró que ella sabe de personas involucradas en los actos impunes del calderonato, que aún están dentro del gobierno.
“Por ahí andan los que estaban con García Luna, que no eran solamente Rosas Rosas, Cárdenas Palomino, Pequeño García. En todas las secretarías hay. Ese sistema sigue funcionando, esas personas están ubicadas y están dando vueltas por ahí. Sería bueno que se hiciera una limpieza de esa gente. Una limpieza profunda. Esa gente hizo mucho daño”.
Finalmente, publicado
“Con este libro fui al origen de Felipe Calderón; yo quería ir hasta el fondo, hasta ese Felipe niño. ¿Qué pasó con sus padres?, ¿qué es lo que formó ese carácter tan inestable, tan resentido, tan intolerante, tan autoritario, tan frío?, tanta ausencia de empatía hacia las miles de víctimas que dejaba su guerra, a las que nunca les pidió perdón… nunca se hizo una autocrítica”.
Explicó la autora argentina sobre el trabajo del cual nunca perdió –del todo– la esperanza de publicar. Colegas suyos, como el periodista sinaloense Javier Valdez –fallecido víctima del crimen organizado– la impulsaban a no quitar el dedo del renglón. “Siempre que hablaba con Planeta trataba de tocar el tema del libro, y quedaba ahí”. Así que insistió, e insistió, e insistió. Hasta que a finales del pasado 2019 se retomó el proyecto y ahora, después de ocho años, ‘Felipe, el oscuro’ por fin ha visto la luz.
“(El libro) es en honor a la memoria, a que no perdamos la memoria. Lo digo por mi país y por toda América Latina. Se pierde la memoria de un pasado inmediato que parece lejano pero no es tan lejano. Es apuntar a la memoria. A no olvidarnos tan rápido”, concluyó Olga Wornat.