Le quebraron la espalda a golpes y lo encerraron. Lo mataron. Era jornalero de México. Fue en Texas
24 de octubre.- Policías de Texas habrían golpeado y arrastrado a un jornalero mexicano, hasta provocarle una fractura en el cuello que cobraría su vida, según un reporte al que tuvo acceso The New York Times.
De acuerdo con el texto publicado por el reportero reportero James Dobbins, el jornalero llevaba por nombre Jorge González Zúñiga y habría muerto el pasado 15 e julio, tras pasar varias semanas conectado a un ventilador.
“González, un trabajador agrícola indocumentado de México, había sido arrestado en una fiesta el día anterior por intoxicación pública y por violar el toque de queda impuesto en partes del Valle del Río Grande para ayudar a controlar la creciente pandemia de coronavirus”, describe el reportero del New York Times.
En su informe sobre la investigación, del cual The New York Times obtuvo una copia parcial, los Rangers de Texas encontraron evidencia de un trato brutal durante el arresto del González. Al mexicano lo golpearon brutalmente.
El 20 de agosto, la Oficina del Fiscal de Distrito del Condado de Hidalgo presentó cargos de homicidio involuntario contra los tres agentes que llevaron a cabo el arresto, pero el gran jurado tomó una decisión el mismo día: sin cargos, dice James Dobbins.
El caso ha causado conmoción en el Valle del Río Grande, un lugar que ha enfrentado la corrupción y la brutalidad en la aplicación de la ley en el pasado, pero donde las protestas del tipo que sacudieron al país después del asesinato de George Floyd en Minneapolis son raras.
Con un sueño en la mente, miles de jornaleros mexicanos viajan cada año a Estados Unidos y Canadá para encontrar mejores oportunidades de vida. Sin embargo, cientos de ellos han visto su camino truncado por las irregularidades en las leyes que los amparan en los países vecinos del norte.
Los casos de brutalidad policiaca ocurren frecuentemente en los Estados Unidos.
En junio ocurrieron las protestas por el asesinato de Floyd. Licorerías, sucursales bancarias, cafeterías, la sede del mayor sindicato de Estados Unidos, casi todos los establecimientos cercanos a la Casa Blanca mostraron las cicatrices de noches de violentas protestas ante el inquietante silencio del Presidente Donald Trump.
George Floyd, un hombre afroamericano, suplicó pidiendo aire mientras un policía le presionaba el cuello con la rodilla. Las tensiones ya habían subido en las semanas previas tras la detención de dos hombres blancos en mayo por matar a tiros a Ahmaud Arbery, otro hombre afroamericano que había salido a correr en Georgia, y la muerte en marzo de Breonna Taylor, baleada en su casa por la policía de Louisville.
Un video grabado por un testigo que recoge el momento de la detención de Floyd fue difundido en las redes sociales, desatando la indignación inmediata en la población.
Mineápolis (Minnesota) fue escenario de las primeras protestas pacíficas contra la brutalidad policial, que pronto derivaron en enfrentamientos directos y violentos con la policía, registrándose actos de saqueo y vandalismo. Los disturbios se extendieron rápidamente a otras ciudades estadounidenses.